El Traductor de Google
Hace tiempo que quiero comentaros una herramienta en Internet que es muy útil. Todos conocéis el Traductor de Google. Cualquier palabra en un idioma extranjero que no entendáis, o cualquiera vocablo español que queráis traducir, podréis verlo aquí en varios idiomas -hasta el criollo haitiano o el urdu, que vaya usted a saber…- Desde luego, para los que crecimos lamiendo el dedo índice para pasar las hojas de la Espasa, el DRAE o el María Moliner, esto es casi magia.
Pero igual que nos pasa con la navaja suiza, que la usamos sólo de abrechapas, no todos sabemos sacarle partido a esta herramienta que el señor Google ha tenido a bien poner en nuestras manos. Lo sé porque he preguntado a alguno de vosotros sobre esta Googleherramienta en cuestión, y casi ninguno la utiliza.
Ya digo que no descubro nada nuevo, lo que os voy a explicar está ahí, en el traductor, pero no lo usamos. No sé por qué. Frikis, geeks y Techis, podéis dejar de leer aquí. Este post está dirigido a otro público. Gracias! Un saludo.
Sigamos.
Lo primero. Traducir páginas web. Por mi trabajo y por mi profesión, suelo tener que leer periódicos en otros idiomas para buscar información. Mi inglés no es tan fluido como yo quisiera, aunque me defiendo, y antes me tiraba bastante tiempo dando vueltas a las frases de los The Times o The Guardian de turno. Y eso en inglés. Que cuando Schroeder -eran otros tiempos- daba ruedas de prensa, no estaba yo como para leerlo en el Frankfurter Allgemeinte.
Hasta que llegó el Traductor de Google. Ahora vas allí, copias la url (la dirección web) de, pongamos, el Washington Post, la pegas en la caja de texto y… ¡Ya está! ¡Ya somos políglotas! Genial.
Lo segundo. Traducir docimentos. Todos hemos tenido un jefe que, pensando que todo lo que ponemos en nuestro currículum es cierto -pobre…-, nos ha mandado que traduzcamos una carta o un documento para enviárselo a los socios de Estocolmo. O parecido. ¿No? Pues bien, ya podéis empezar a poner idiomas en el currículum porque el Traductor de Google os resuelve también esa papeleta. Lo mismo. Vais al traductor y veréis que, debajo de la caja de texto, algún ángel celestial ha escrito «traduce un documento». Pincha ahí. Sube el documento en cuestión. Dale a «Traducir». Imprime. Ve al despacho de tu jefe. Tírale el papel a la mesa. Dile «de nada». Vete de ahí corriendo, que una cosa es ser chulo y otra ser temerario. ¡Ya está!
En fin, espero que después de esto, los que no usabais todo el potencial del Traductor de Google y lo necesitéis, empecéis a hacerlo. Aviso también que no es una traducción perfecta, pero siempre será mejor que no tenerlo.
Y para los que no habéis entendido nada, a lo mejor preferís leer este post en otro idioma…