Se me ocurren mil razones por las que el código genético humano debería ir derivando nuestra evolución hacia la posibilidad de tener un apéndice en forma de botón del pánico.
Sí. Igual que conseguimos evolucionar en capacidad prensil gracias a nuestro dedo oponible, o del mismo modo que la ciencia de acera dice que el meñique del pie tiende a desaparecer por inútil -¿nunca lo habéis oído? Es una teoría bien comentada en las porterías de los edificios y en los asilos de los pueblos-, yo creo que la humanidad se enfrenta a la desaparición si nuestra genética no es capaz de proveernos de un botón rojo con una inscripción bien clara que diga «Panic Button» -cada uno en su idioma… ¡Por una genética igualitaria ya!-.
Un botón que, apenas nos demos cuenta de que lo que se nos viene de frente no nos gusta -que no es más bello que el silencio como decía El Último de la Fila-, podamos apretar y nos teletransporte –Anton Zeilinger, igual de preocupado que yo por esta deficiencia evolutiva, está haciendo grandes progresos en este campo- a un sitio seguro.
De hecho, tanto he pensado en esto que tengo hasta el sitio indicado para ponerlo. El hombro -izquierdo o derecho dependiendo de lo diestro o siniestro de cada uno-. Es el lugar perfecto. Accesible, musculado… De hecho, el hueco ya está hecho desde que se fueron los años 90 y con ellos los macarras de pantalón papápitillo y su elegante manera de doblar la manga de la camiseta para guardar ahí el Ducados.
Tener un botón del pánico en el hombro… Sé que ya lo estáis pensando… ¿Os imagináis la cantidad de situaciones estúpidas o comprometidas de las que nos libraríamos? No encuentro otro invento que nos pudiera hacer más dichosos a todos…
Bueno miento, habría algo que me haría renunciar irrevocablemente a este legado de felicidad absoluta. Que este apéndice les creciera sí o sí a ciertos personajillos públicos, y que el resto de humanos no evolucionados pudiéramos apretarlo con nuestra última tecnología genética. Nuestro dedo oponible.
¿A que ahora os gusta más la idea? ¿A que se os están viniendo dos o diez nombres a la cabeza? ¿A que sí? Pérfidos…
Y ahora una sugerencia para los que tenéis el dedo oponible… Directorio de Blogs